Hubo una vez un rey y una reina
que deseaban mucho tener hijos. Después de un largo tiempo, la Reina dio a luz
una niña. Era tanta su alegría que el Rey anunció
una gran fiesta para el bautizo. Como madrinas de la pequeña Princesa invitaron
a todas las hadas que hallaron en el reino, un total de siete.
El Rey
preparó para cada hada de regalo: un cofrecillo hecho en oro, rubíes y
diamantes.
Las hadas en
agradecimiento otorgaron a la pequeña princesa un don cada una.
|
© -¡Tendrás la bondad de un ángel!
© -¡Bailarás con toda perfección!
© -¡Tocarás todos los instrumentos musicales de maravillas. |
|
De pronto, una mujer entró en la sala.
¡OH! ¡Era el hada malvada, perdida desde hacía tiempo!
¡Se han olvidado de mí ¡- dijo muy furiosa, y lanzó un
hechizo contra la Princesa: ¡ El día de tu cumpleaños número dieciséis te
pincharás con una aguja y morirás!
La última de las hadas buenas, que aún no había dado
su regalo, dijo con, voz dulce: Majestades, vuestra hija se pinchará el dedo
con una aguja, pero no morirá. Dormirá profundamente y pasados cien años un
príncipe la despertará.
El rey, asustado, ordenó que se destruyeran todas las
agujas del reino.
Pasaron así dieciséis años sin que nada ocurriese... hasta que un día la
Princesa, paseando por el gran castillo, descubrió una pequeña habitación Allí
el hada malvada disfrazada de anciana, cosía con aguja e hilo...¡Nunca vi nada
igual a esto! Exclamó la princesita tomando una de las agujas.
|
|
|
Entonces... ¡Se pinchó en el dedo, tal como predijo el
hada malvada! al instante la princesita cayó al suelo, quedando profundamente
dormida.
El Rey, desconsolado, trasladó a la bella Princesa y la a acostó en su hermoso
lecho de oro y plata. Enseguida, mandó llamar al hada buena que, al ver la gran
tristeza de, todos los habitantes del castillo, dijo al rey: -Majestad, para
que nuestra Princesa no se encuentre sola en el sueño, todos, dormirán y no
despertarán hasta que ella termine su largo sueño.
Tras haber pronunciado estas palabras, todos en el
castillo cayeron dormidos. A partir de aquel momento un bosque mágico cubrió el
castillo.
Y así pasaron cien años hasta que, un apuesto príncipe,
montado en su corcel paso cerca del lugar, entonces mágicamente su caballo se
detuvo. Tan pronto desmontó, el bosque impenetrable se abrió ante sus ojos y
vio el castillo. El Príncipe, intrigado, entró en aquel lugar, donde todo el
mundo parecía dormir.
Cuando llegó al magnífico lecho de oro y plata, la
hermosa Princesa dormía. Asombrado por su belleza, se inclinó y posó suavemente
sus labios sobre las rosadas mejillas de la hermosa joven.
¡La bella Princesa despertó; Y con ella también despertaron todos
los habitantes del castillo!.
¡Todos comenzaron a bailar de alegría!.Al
día siguiente, los festejos terminaron con una gran boda que, unió para siempre a la
Princesa y el apuesto Príncipe enamorados
FIN